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Fact

No quiero vivir sabiendo que algún día me voy a morir, porque no quiero morir sin haber vivido lo suficiente.

Anor Bereth

Era bien sabido en el pueblo que el sol no saldría a menos que los pueblerinos no lo esperaran. Entonces, pretendían que no existía y todo seguía su curso. Las cosechas crecían normalmente, las tardes eran cálidas, y los habitantes sonreían bajo los efectos de la eterna primavera.
Pero un particular hombre, de esos desequilibrados que suelen cuestionarse, que no les es suficiente siendo felices, se preguntó si realmente el sol no saldría la mañana siguiente si él lo esperaba.
Estuvo toda la noche dándole vueltas al asunto, pensando distintas teorías algunas un tanto disparatadas, otras no. No logró conciliar el sueño y alrededor de las cuatro de la mañana partió hacia un lago en las afueras del pueblo. Todavía estaba oscuro cuando llegó, pero era cuestión de esperar unos minutos a que saliera el sol e iluminara el pueblo, y no solo el pueblo sino también las mentes de los habitantes, y sus almas. Y les diera vida y felicidad; o quizás se puede hablar de ambos como una misma cosa. Se sentó en unas rocas que bordeaban al lago y esperó.
Los minutos pasaban y al hombre comenzaba a invadirle una sensación de vacío, ansiedad, angustia. Que el sol no saliera significaría que el se había equivocado, que no era de esos locos terminan teniendo razón, sino simplemente un loco. Y todo ahora parecía más oscuro aún, y no parecía que amaneciera sino lo contrario. Los minutos seguían pasando y el cielo era azul claro, pero no estaba despejado, y tampoco lo estaba su mente. Los minutos seguía pasando y el cielo era azul oscuro, y también lo era su ánimo. Los minutos seguían pasando y el cielo era negro, y así sentía su alma.
Su orgullo lo había encadenado a las rocas, no lo dejaba irse. Quería tener razón, quería que el sol saliera solo para él como única excepción y lo liberara y lo llenara también de vida, pero esta vez quería ser el único, y quería ser consciente de ello.
Por que no se mostraba si lo esperabas? Por que no estaba si lo pedías? Por que daba vida a menos que la necesitaras con todo tu ser?
Pasaron días y días, y el hombre se desencadenó, pero había dejado en aquel lugar su espíritu. No quería caminar pero caminaba. Esperaba el sol, pero no saldría.
Llegó al pueblo y las cosechas se habían perdido, se respiraba un aire de soledad, de desdicha. Se vivía en un ambiente lluvioso, o de llanto. Quien sabe.
El hombre sabía que ya no tenía nada que hacer allí, y si algo le quedaba, los pueblerinos estaban ya muy enojados como para permitir que se quedara. Y que hacer cuando sos consciente de que te genera vida, y lo perdés? Cuando sos meramente un organismo? A él solo se le ocurrió volver al lago. Se desnudó y se sumergió de a poco, el agua era tan fría que le quemaba. Era tan fría que no lo dejaba pensar en nada más que la muerte misma, siguió adentrándose hasta que el agua le llegó hasta el cuello. Sabía que sería su última bocanada de aire, que sería el ultimo paso que daría antes de morir. No existía nada más que la muerte delante de sus ojos.
Y algo lo cegó, una luz que lo llenaba, que corría por sus venas y lo llenaba de una adrenalina que lo hacía sentir vivo. El sol actuaba esta vez como nunca antes, y el se llenaba de esa energía y así se sentía que ambos se hacían uno. Y su cuerpo seguía sumerguiéndose bajo el agua congelada, cada vez más y más frío y rígido.
Pero su espíritu ya estaba junto al sol, y aún muerto se sentía más vivo que nunca.