Followers

Reflexionando fuera del recipiente.

Creí que te amaba, porque me hiciste sentir amada.
Porque era partícipe de tu ilusoria película dramática.
Porque te enseñé a creer en las ideas, aún cuando estábamos rodeados de tanta ignorancia.
Creí que te amaba también, porque conmigo aprendiste a amar,
te resignaste a perdonar, a dejar tu ego de lado.
Y realmente te quise, 
por cada mañana azul,
noches de inconsciencia,
y lágrimas escondidas.

Pero esas no son razones para amar.
No hay amor sin la razón del amor mismo, 
de la satisfacción de soñar (aunque más tarde te parezca hasta, quizás, estúpido) con estar con una persona por el resto de tus días,
del vértigo al imaginarte sin él.