Creía estar condenada a realizar esa clase de experiencias. Lo creí.
Pero de un minuto a otro fui feliz, y no era nada parecido a ese vértigo. Era único. En un abrir y cerrar de ojos nada era imposible, y me encontraba en un estado nuevo, desconocido.
No duró mucho. No soy esa clase de personas que nacieron para ser felices.
Nací para ser esclavizada por mi propia mente que me encadena al precipicio, donde puedo estar sola. Donde puedo llorar sin razón, pensar en aquello que no me sirve, en lo que no debería saber, en lo que no me hace bien. Donde puedo perderme por un rato, mirar hacia abajo y volver a sentirme viva.
2 comentarios:
Me siento identificada... increíblemente,me describe.
Excelente
Publicar un comentario